En oración en mi habitación.

Después de estos días pasados en los que no has escrito,

vuelvo hoy, que ya te veo más sosegada: con la calma

espiritual necesaria en los hijos de Dios. Te he dejado

libre, no por desamor, sino para que tú libremente

medites y pienses lo que has visto y has vivido en Lourdes.

Sé que tu alma ha vibrado de amor y de emociones

que ya nunca podrás olvidar. Yo he estado contigo en cada

momento, pero me he limitado a estar y a no intervenir.

Quería que tú sola descubrieras la grandeza del lugar

–¡cómo respira santidad toda la Gruta!– y te acogieras

a mi Santa Madre.

Lo que pretendía lo he conseguido: has descubierto la

veneración que se tiene a mi Santa Madre, el poder que

ella tiene sobre las almas y sobre el mundo. No olvides

que ella ha de salvarlo. Creo que ya nunca más dudarás

de su poder, concedido por mi Santo Padre y que ella reparte

entre sus hijos, como madre tierna y consoladora

58

ALMA EN CRISTO I (OK)_(R. Casals) 11/01/13 13:10 Página 58

del mundo. Al bañarte en las piscinas pediste lo más hermoso:

ser una mujer nueva; que mi Santa Madre te renovara.

Así ha sido, pero no por ello vas a dejar de sufrir ni

de caer. Como humana que eres, estás sujeta al pecado. Tu

vida estará sembrada de caídas y de esfuerzos por levantarte

y seguir adelante.

Pero no temas porque cada vez estás más cerca de mí.

Como en la Escalera Santa, mírame siempre y espéralo

todo de mí. Yo te sujeto en tu camino. Debes seguir; déjate

llevar con plena confianza.

Mientras escribo hay un fuerte olor a incienso.

Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales

🎧 Audio 65

📘Libro I Un alma en Cristo

17 de septiembre de 1985

_En mi habitación, recordando lo que me había dicho por la calle, camino de mi trabajo._

No temas molestarme con tus manifestaciones de afecto, al contrario, son besos puros, hechos con corazón de niña que ya no puede evadirse, pues está atrapada en mi Corazón. Eres, en verdad, la más pequeña de mis criaturas, la más débil y traviesa de mis hijas. Pero mi sello luce en tu frente; marcada estás ya para toda la eternidad. Yo separo el trigo de la cizaña, y mis hijos, marcados por mi cruz, se distinguen ya para siempre.

_En mi habitación le he pedido poder recordar bien lo que me ha dicho esta mañana. Yo sola no podía, pero el Señor me ha ayudado a recordarlo y poderlo escribir. También me ha dicho palabras muy hermosas, pero no quiere que las escriba: dice que es su intimidad y la mía._

¿No crees, hija mía, que es mejor así? Entre Dios y el alma hay un núcleo formado de amor. En ese núcleo nadie debe penetrar; sola ha de estar el alma ante la presencia de su Amado. Tú ¿no puedes imaginarte que, cuando se oye hablar de un santo o se cuenta su vida, el mundo sólo recoge una parte muy pequeña de esa intimidad divina? Lo mejor se ha quedado entre el alma y Dios. El mundo sólo sabe una pequeña parte; lo demás se reserva exclusivamente para el alma y su Dios.

Por eso, hija mía, no debes escribir si Yo no te lo digo. Quiero que entiendas que esos momentos dulces, de puro amor, en los que el alma se entrega a su Creador, y su Creador la acaricia, son tan grandes, que no hay palabras con las que expresar tanta grandeza. Por ello, cuando te diga que escribas, tú escribe. Si no te lo digo, entrégate sólo al amor de tu Dios.

𝑮𝒓𝒖𝒑𝒐 𝑴𝒂𝒓í𝒂 𝑨𝒖𝒙𝒊𝒍𝒊𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 (1985). 𝑼𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒆𝒏 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒐. 𝑳𝒊𝒃𝒓𝒐 𝑰

Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales

🎧 Audio 64

📘Libro I Un alma en Cristo

16 de septiembre de 1985

Hija mía, no sufras; estoy contigo. No pienses que me he alejado de ti. Si escribes menos, o mi voz no te asedia con tanta frecuencia, no es debido a un alejamiento por mi parte, ni tampoco por la tuya. Es que, de vez en cuando, es bueno y necesario para el alma sentirse como abandonada de su Dios. Es en ese mismo instante, cuando más sujeta está tu alma a la mía.

Hija mía, este verano ha sido un verano duro para ti. Pruebas cada vez más finas y sutiles taladran el alma de mi pequeña, dejándola sin fuerzas y desvalida. Es un juego que practico para desnudar al alma de todo orgullo personal, de egoísmos y vanidades. Cosas que el hombre es siempre tan dado a adquirir, creyéndose muy importante. A menudo acostumbro a dejar al alma en ese estado, sin nada donde cogerse, sólo en Dios. Entonces, cuando el hombre me dice: «No soy nada», estas palabras suenan en mis oídos como música.

Las pruebas que has pasado no son tan duras. Además, Yo las sufro contigo y te sostengo. Mi enemigo también da su zarpazo queriendo devorar a mis pequeños y haciéndoles sufrir; pero sale perdiendo pues el alma, bajo la influencia de mi Gracia, me ofrece sus sufrimientos y éstos forman una corona de amor y misericordia para con sus hermanos.

En este viaje, que has vivido tan intensamente, el malvado dio un duro golpe. Mis pequeños han sufrido por ello y, como has visto, el ataque ha sido claramente contra mi religión. Tú, valientemente, has defendido la verdad de lo que tú crees. Es la verdad del cristiano, añadiendo a la fe que has encontrado en esa persona, la lucha por el bien. Así has sacado a esa persona de una pasiva actitud y dolorosa paciencia, logrando cambiarla para la lucha, en pro de la verdad y contra el egoísmo: para una fe libre y renovadora, sin que deje de ser verdadera fe. Es en la lucha donde te quiero: lucha por mi reino, hija mía; lucha por el bien; lucha por la verdad. Yo estoy contigo, cada día más unido a ti.

𝑮𝒓𝒖𝒑𝒐 𝑴𝒂𝒓í𝒂 𝑨𝒖𝒙𝒊𝒍𝒊𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 (1985). 𝑼𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒆𝒏 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒐. 𝑳𝒊𝒃𝒓𝒐 𝑰